
Hablar de crisis en Haití tiene un dejo de paradoja y cruel ironía: Este pueblo caribeño ha sido sometido a una constante agresión e intervencionismo colonial e imperialista, con lo que no es exagerado decir que es un país históricamente en crisis e intervenido por las potencias occidentales. Como si fuera un duro castigo por haber sido la primera revuelta popular esclava y negra en territorio americano en 1804, con una seguidilla de intervenciones, golpes de estado, y agresión de los supuestos «civilizados» occidentales, que, sin ir más lejos, lo tienen hoy en una profunda crisis social, política y económica.
Vamos a los sucesos más significativos de su historia reciente. En 1991, en las primeras elecciones democráticas relativamente limpias y sin fraudes de la historia haitiana, es electo como Presidente Jean-Bertrand Aristide, político y sacerdote adherente a la Teología de la Liberación, y fundador y líder del partido Fanmi Lavalas. Fue derrocado el mismo año, por un grupo de militares encabezados por el general Raoul Cédras y sostenidos y financiados por el Gobierno de Estados Unidos. Aristide se exiliaría en Venezuela, y luego, vaya paradoja, en el mismo Washington DC. El fin de la guerra fría hizo cambiar la decisión del Gobierno estadounidense: Había que terminar con la Dictadura de Cédras que tenía una crítica situación interna, y un más contenido Aristide, fue puesto en la Presidencia, esta vez con el apoyo del Gobierno estadounidense de Bill Clinton, en el año 1994, retomando su mandato.
En 1996, en las elecciones triunfa René Preval, colaborador de Aristide pero alejado de su línea política, aunque con más pragmatismo que nada, asume una política sin mayores ambiociones de transformación en unos años dominados fuertemente por el neoliberalismo y la hegemonía de Estados Unidos. El FMI, y el Gobierno de Bill Clinton refuerza un férreo control de las acciones del Gobierno haitiano, iniciando una relación entre los Clinton y Haití que se mantendría hasta hoy. De todos modos, Preval sería el primer Presidente electo que pudo terminar su mandato presidencial y entregar el poder vía elecciones. En los nuevos comicios electorales, triunfa nuevamente Aristide, quien comienza su mandato en febrero de 2001.
En su ya tercera oportunidad a cargo de la República de Haití, Aristide comete un grave pecado: Aunque mantiene lo central del mando económico de su antecesor, insinúa retomar su perfil de izquierdas, se acerca al Gobierno de Cuba y de Venezuela, y se comienza a alinear con el polo de gobiernos y fuerzas que buscan una nueva unidad e integración caribeña y nuestramericana. El resultado: Estados Unidos y sus aliados geopolíticos intensifican las acciones injerencistas, financian a bandas armadas vinculadas al crimen organizado y el narcotráfico, y generan una situación de crisis y violencia con la que justifican la «ayuda humanitaria» y la intervención armada extranjera, para lo cual cuentan con la activa colaboración de ONGs como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, que acusan a Aristide de vulneraciones a los derechos humanos. Apoyan la intervención estadounidense de manera activa, los gobiernos de Canadá, Francia, y Chile (ver nota más abajo sobre el apoyo del Gobierno de Ricardo Lagos y su entonces Ministra de Defensa, Michelle Bachelet), y esta se consuma en febrero de 2004.
Se instala a partir de entonces la Presidencia de Boniface Alexandre, quien apoya la constitución de una fuerza armada multilateral de intervención en el país, integrada por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Canadá, Francia y Chile.Se instala la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití), que en la práctica, controla el país en los años venideros. En el 2006, retoma la presidencia René Preval, pero ahora ya alejado de Aristide y del polo de gobiernos bolivarianos. Permanece en el cargo hasta el 2011. En el intertanto, en el año 2009, el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Kimoon, nombra a Bill Clinton como el «Enviado Especial» de Naciones Unidas para Haití (ver Los Clinton tratan a Haití como si fuera un estado vasallo de su propiedad. Wayne Madsen, Resumen Latinoamericano). En el 2010, un terremoto destruye aún más la escasa infraestructura pública del país, y agrava la situación humanitaria. Los países interventores, más allá de la continuidad y retirada progresiva de su presencia militar y alguna ayuda insuficiente, dejan un territorio devastado en pobreza, inestabilidad, y ausencia de instituciones y un Estado que pueda contribuir a una mejoría siquiera relativa de la situación haitiana.
Las nuevas elecciones presidenciales se realizan en medio de la vasta destrucción pos terremoto, y un descontrol total en las instituciones y el gobierno sostenido por la MINUSTAH. La primera vuelta se realiza en noviembre, con una participación del 22% del electorado habilitado, y cuyos resultados son impugnados con innumerables pruebas de fraude en el conteo de votos. En medio del desorden general, particular relevancia cobra el eventual regreso de Aristide desde Sudáfrica, cuyo exilio desde el 2004 marca la agenda política interna haitiana. Tras varias postergaciones, la segunda vuelta se hace finalmente el 20 de marzo, con una participación levemente más baja que en la de la primera vuelta. Aristide regresa dos días antes, recibido con innumerables y multitudinarias muestras de apoyo de sus simpatizantes y su fuerza política (ver este registro de la cadena Al Jazeera, o del medio estadounidense «Democracy Now«). Las muestras de apoyo corroboran que los sectores simpatizantes de Aristide, particularmente asediados por la MINUSTAH encabezada por Clinton, mantenían y mantienen una significativa fuerza y adhesión.
El Presidente electo es Michel Martelly, quien gobierna hasta el 2016, totalmente alineado con el Gobierno de Estados Unidos, la MUNISTAH, y el paradigma neoliberal. Vulnera la Constitución vigente, promulgada en 1987, texto constitucional producto de las luchas populares y las demandas de democratización del país, y cuya entrada en vigencia había permitido la realización de las primeras elecciones democráticas en 1991, aquellas donde triunfó Jean-Bertrand Aristide. En tal sentido, entre otras cosas, no convoca a elecciones legislativas, y realiza múltiples medidas que van en la línea de la pauperización y despojo del territorio y el pueblo haitiano, de la mano con aliados externos donde los personeros y empresas estadounidenses son protagonistas.
En las elecciones de 2016 se repite la historia, con un impúdico fraude electoral y una participación aún más baja que en la de 2011: un 18%, que las pone en las elecciones con más baja participación en el hemisferio. Es electo Jovenel Moïse, quien es apoyado explícitamente por la clase dirigente de Estados Unidos y en particular por Donald Trump, con quien guarda una relación cercana. Mantiene una administración caótica y entregada a los poderes externos, aplicando un conjunto de medidas de tipo neoliberal y antipopular dictadas por los actores externos que controlan la situación en Haití hace un siglo: la clase dirigente estadounidense y su aparato político-militar.
Es el escenario en que se generan las actuales protestas.
En momentos en que se habla, ahora también sobre Venezuela, de crisis, «ayudas humanitarias», e intervenciones extranjeras conducidas por el Imperio de Estados Unidos, bien bueno estaría tener la historia del Pueblo de Haití como ejemplo de lo que no se tiene que apoyar ni menos aún, hacerse partícipes.
Notas con más información sobre el intervencionismo contra Haití:
Golpe de Estado en Haití. Estados Unidos y Francia derrocan a Aristide. Por Thierry Meyssan (Red Voltaire).
A 12 años del golpe de Estado en Haití contra Jean-Bertrand Aristide. Por teleSUR.
Cascos Azules de la ONU en Haití: violación tumultuaria, sexo por comida, pederastia e impunidad. Sin Embargo.
Nota sobre la relación entre la situación de Haití y la presión y agresión imperial contra Venezuela:
Cómo Estados Unidos está estrangulando a Haití al intentar un cambio de régimen en Venezuela. Por Vijay Prashad, CommonDreams.
Notas sobre la importancia de Haití y sus riquezas:
Petróleo en Haití: Motivos de la ocupación EE.UU.. Por Marguerite Laurent.
Haití: Las claves de la ocupación militar. Noel E. Martínez.
Hermano de Hillary recibió primer permiso de explotación mina oro en Haití después que Departamento de Estado envió US$3,1 billones a ese país. Noticia Libre.
Aparece muerto funcionario haitiano que expuso irregularidades de Fundación Clinton, PanamPost.
Historiador Euclídes Gutiérrez: Los Clinton son los dueños de Haití. Hoy Digital.
Carta abierta de organizaciones haitianas contra la minería de oro en el norte del país. OLCA, Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina.
Fiebre del oro en Haití: trasnacionales al acecho. Red Voltaire.
Videos:
Aristide: no renuncié, fuí víctima de un Golpe de Estado:
Aristide reitera: No se fue por su voluntad, fue un Golpe de Estado:
Cien años de intervención de Estados Unidos en Haití:
La Revolución Haitiana. Canal Encuentro (Argentina):
Pingback: Sobre el magnicidio contra el presidente de Haití Jovenel Moïse. Un nuevo crimen en un largo historial de violencia e intervención colonialista | Miradas desde Nuestra América